Malabo ha reconocido la labor llevada a cabo por Lazare Mpouel Bala, a su paso por el país como embajador de la República del Camerún, quien desempeñó sus funciones en los últimos doce años como gestor de los intereses del vecino Estado en Guinea Ecuatorial. El emotivo acto tuvo lugar en la tarde del viernes 9, en la sede del ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación en Malabo II; siendo presidido por el titular de esta institución pública estatal, Simeón Oyono Esono Angué.
Durante el mismo el ministro, en cumplimiento del mandato del decreto presidencial 91/2020 impuso la medalla de la Gran Cruz de la Orden de la independencia a Mpouel Bala, a cuya ceremonia siguió un banquete ofrecido por el departamento de Exteriores.
En un emotivo discurso, el embajador camerunés hizo un balance de su gestión y de los éxitos conseguidos desde que el 28 de enero de 2008, fuera designado como tal por decreto 2008, al frente de la misión diplomática de su país en Guinea Ecuatorial.
El diplomático del país centroafricano, hizo ver que las comisiones mixtas llevadas a cabo entre ambas partes, los acuerdos firmados en diferentes dominios, las sucesivas comisiones ad hoc sobre la delimitación de las fronteras marítimas y relativas a cuestiones de seguridad; además de la rúbrica del convenio sobre la supresión recíproca de visados en pasaportes diplomáticos y oficiales, dan muestra de la buena sintonía por la que suena la música de las relaciones Malabo – Yaunde, bajo las batutas de sus dos jefes de Estado. A ellos añade los acuerdos, de cooperación sobre cuestiones consulares y de seguridad transfronteriza y el relativo a la coordinación de acciones conjuntas en el ámbito de la defensa; este último, recientemente firmado en Malabo, el 21 de julio de este año.
Visiblemente emocionado, Oyono Esono Angué, para quien las relaciones entre los dos países “no son de amistad y de cooperación, sino igualmente familiares”, manifestó que su gobierno ha “apreciado altamente la labor desempeñada” por el embajador camerunés “durante los doce años en los que ha permanecido en el país, conviviendo en perfecta armonía, como símbolo de la hermandad que caracteriza e impera en las relaciones” entre ambos Estados.