El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) trabajará en los próximos años con el gobierno de Guinea Ecuatorial para una mejor coordinación de las cuestiones relacionadas con las personas refugiadas, desplazadas y apátridas tanto en el ámbito subregional como en el contexto del continente africano. Así han coincidido el ministro de Asuntos exteriores y Cooperación Simeón Oyono Esono Angué y el recientemente designado como nuevo representante de este organismo para Guinea Ecuatorial Olivier Beer, en el curso de una audiencia de presentación de cartas de estilo celebrada en la mañana de hoy en la sede de este departamento ministerial, en Malabo II.
Oyono Esono Angué, quien agradeció la labor desempeñada por el ACNUR tras los siniestros producidos por la catástrofe del 7 de marzo último en la ciudad de Bata, expuso a su interlocutor la importancia que su gobierno concede a la problemática de las personas forzosamente desplazadas, poniendo sobre tapete el liderazgo ejercido por el jefe de Estado ecuatoguineano Obiang Nguema Mbasogo desde que en el año 2019 fuera designado por la Unión Africana (UA) como líder en el tema de los “refugiados, repatriados y personas internamente desplazadas” en el continente, en concordancia con la Convención de Kampala sobre la protección y asistencia a estas personas.
Razón por la cual, continuó, el propio dirigente ecuatoguineano visitó el 18 de febrero los campos de refugiados de Assosa, en Etiopía y 14 de diciembre, el de Kiryandongo en la República de Uganda, en la búsqueda de soluciones a la situación en la que se encuentran sus moradores.
El también representante del ACNUR para Camerún, Gabón y Sao Tomé y Príncipe, abogó por la armonización de procedimientos internos en todos los países de la subregión, mejor observación de la inmigración intrafricana y con destino a Europa; así como la puesta en marcha de una ley nacional relacionada con las personas refugiadas, en consonancia con la ya ratificada Convención de Kampala.
Según ACNUR, África subsahariana alberga a más del 26% de la población refugiada del mundo y más de 18 millones de personas en esta región son motivo de su preocupación; cifra que se ha disparado en los últimos años, en parte debido a las crisis en curso en la República Centroafricana (RCA), Nigeria y Sudán del Sur, incluyendo el recrudecimiento de nuevos conflictos en el continente. Durante más de seis décadas, este organismo ha ayudado a decenas de millones de personas forzosamente desplazadas a rehacer sus vidas.