La República sudafricana ha celebrado el viernes 10, el veinticinco aniversario de la Libertad, que marca la fecha en la que Nelson Mandela fue investido en el cargo de presidente del país en 1994 tras su liberación; coincidiendo así con el fin del régimen del apartheid.
Por esta razón su embajada en Malabo, ha organizado una cena en uno de los principales hoteles de la capital, para conmemorar tal acontecimiento.
Su embajador, Ephraim Lungile DANTJIE ha puesto de relieve la salud de las relaciones bilaterales entre Malabo y Pretoria, exponiendo la trayectoria histórica de su país, las ventajas y cualidades de esta singular nación; además de las potencialidades en los sectores de la industria, el turismo y la agricultura.
Después de pedir un minuto de silencio por el fallecimiento en un hospital de Sudáfrica el 5 de mayo, de Antonio Mba Nguema Mikue, Capitán General de las Fuerzas Armadas y Ministro de Estado a la Presidencia de la República Encargado de la Seguridad Presidencial, el diplomático mostró la disponibilidad de su Gobierno en el sentido de que se amplíen los sectores de cooperación entre su país y la República de Guinea Ecuatorial.
Bonifacio MITOGO BINDANG, Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, en nombre y presentación del Ejecutivo ecuatoguineano, puso de relieve la importancia que el gobierno de Malabo concede a sus relaciones con la República Sudafricana. Toda vez, manifestó, que pese a los momentos de luto que el país está atravesando, se ha dejado un hueco para acompañar a los representantes del gobierno de Pretoria, amigos y colonia sudafricana en Guinea Ecuatorial en esta memorable fecha.
Expuso también la importancia de la Figura de Nelson Mandela en la lucha contra el apartheid y la consecución de los grandes logros conseguidos por el pueblo hermano y amigo de la República sudafricana.
Nelson Mandela luchó durante toda su vida contra el sistema de segregación racial que existió en Sudáfrica y Namibia hasta el año 1992. Fue un gran activista contra las injusticias de su país, lo que le costó 27 años de cárcel. En 1990 el Presidente, Freedrik De Klerk decidió ceder ante las afirmaciones que lo acusaban de segregación racial y legalizó el Congreso Nacional Africano, del que Mandela era presidente. Además puso en libertad al activista y lo invitó a ser el interlocutor para negociar el desmantelamiento del apartheid. En 1993 el proceso de negociación terminó con éxito y Sudáfrica empezó su transición hacia una democracia multirracial.